EL CONTROL DE PLAGAS DE PRODUCTOS ALMACENADOS ES UN PROCESO DE SEIS PASOS:
1. Prevención. Esta consiste en la inspección de todos los artículos que entran en busca de plagas de productos almacenados y en asegurarse que el edificio está en buenas condiciones físicas para reducir las posibilidades de entrada y que existe una ventilación adecuada.
2. Buena Higiene. Estas prácticas incluyen la remoción regular de los derrames de producto, la remoción inmediata y/o tratamiento de cualquier material infestado y un adecuado mantenimiento de las instalaciones para reducir el atractivo y las fuentes de las plagas.
3. Almacenamiento adecuado. Esto por lo general consiste en tener todos los artículos colocados sobre tarimas o paletas retiradas cuando menos 45 cm de la pared para permitir una correcta inspección y tratamiento y en que todos los sacos o bolsas rotas sean reparadas o reemplazadas, etc.
4. Rotación de inventarios. La rotación de inventarios alimenticios con no alimenticios, así como la rotación primero de los inventarios más viejos de un determinado producto ayudan a prevenir la infestación que provenga tanto de productos viejos infestados como de desperdicios no removidos.
5. Ventilación. Esto es importante para reducir o mantener bajo el contenido de humedad en los alimentos; por ejemplo, los ácaros necesitan al menos 12% de contenido de humedad.
6. Control. Finalmente, con frecuencia se requiere algún tipo de control. El control se basa en la identificación correcta de cualquier plaga encontrada durante las actividades anteriormente citadas o durante las inspecciones periódicas.
MEDIDAS DE CONTROL PREVENTIVAS
Desde el punto de vista económico siempre es más barato prevenir que corregir.
Antes del almacenamiento de la nueva cosecha, se limpiarán los graneros vaciándolos completamente de granos del año anterior, lo antes posible, y quemando los desperdicios. Las grietas de los muros, de los techos y de los pisos de los locales que puedan abrigar a los insectos o a los ácaros se obturarán y se colocará una red de malla fina en las puertas y ventanas, con el objetivo de impedir la entrada o la salida de los gorgojos o polillas. Después de la limpieza general, se destruirán los insectos que hayan sobrevivido, con la ayuda de un fumigante o por medio de pulverizaciones.
La desinfectación simultánea de los almacenes de los sacos es realizable cuando se puede obtener un cierre hermético de los locales que sea suficiente para ello, se emplea el tetracloruro de carbono a 300 ml/m3 o el óxido de propileno a 125 ml/m3, y se les deja obrar durante 8 días.
Se tienden en la parte superior del almacén unos alambres o cuerdas, a los cuales se fijan los sacos vacíos, donde se deposita el insecticida; estos aseguran una buena evaporación y los operadores deberán alejarse rápidamente de ellos para evitar la intoxicación. Se determina con anterioridad el número de sacos que deberá utilizarse para la evaporación del insecticida, sobre la base de una absorción de 1 a 1,5 Litros del líquido fumigante por metro cuadrado de saco.
Protección de los granos destinados al consumo
Para proteger los granos destinados al consumo, podemos utilizar medios mecánicos, físicos y químicos.
Medios mecánicos:
Los frecuentes aventamientos del grano dificultan la puesta y permiten desembarazar los granos de las orugas de polilla, pero carecen de efecto sobre los gorgojos.
En algunos países se utiliza un aparato denominado entoleter, que mata a los adultos, las larvas y los huevecillos de los gorgojos y de otros parásitos, al imprimir un violento choque a los granos. El aparato está formado por una tolva cónica, cerrada, que reposa sobre un trípode; encierra un rotor compuesto de dos platos horizontales y paralelos, separados por algunos centímetros y unidos por pequeñas barras de acero. El grano, las sémolas o la harina van al centro del rotor cuya velocidad es de 1450 r.p.m en caso de grano y de 2900 r.p.m en caso de harina o de sémola, son proyectadas violentamente contra las barras de acero, y los insectos que aquellos contienen en diferentes estados, resultan muertos a consecuencia del choque.
Medios físicos
Los gorgojos y los ácaros se mueren en cualquiera de sus estados a una temperatura de 50 0C y en atmósfera seca. Para utilizar este método se hace circular por los silos de cierre hermético una corriente de aire cálido (55 a60 0C) durante 12 a 24 horas, seguida de una corriente de aire frío. El método tiene el inconveniente de ocasionar una pérdida importante en el peso del grano. Las trampas luminosas se emplean las fábricas y los almacenes de tabaco para descubrir los vuelos de Lasioderma y de Ephestia, pero no como medio de destrucción.
Medios químicos
El control de los insectos que constituyen plagas de almacén se puede realizar por los medios químicos siguientes:
Ensilado hermético
Los granos absorben el oxígeno y expulsan gas carbónico y agua; cuando se conservan dentro de un recipiente herméticamente cerrado, el oxígeno desaparece casi por completo, el gas carbónico se acumula y aumenta la temperatura.
La humedad tiene gran importancia, puesto que, en un recipiente cerrado, el agua procede de los cambios gaseosos y, sobre todo, del contenido de agua del grano. El grano seco, almacenado en tiempo también seco, se conservará muy bien en atmósfera confinada; por el contrario, un grano húmedo ocasionará importantes cambios gaseosos que implicarán elevación rápida de la temperatura en la masa y mala conservación.
El ensilado hermético consiste en almacenar un grano suficientemente seco en un local bien cerrado donde la temperatura se mantenga sin grandes variaciones; todos los insectos resultan muertos por el desprendimiento de gas carbónico y el grano puede conservarse casi indefinidamente en excelente estado. Los silos subterráneos son de un empleo bastante corriente para la conservación del trigo y del maíz en Argentina, Guatemala y Sur de África. En Francia generalmente el grano está demasiado húmedo, por lo cual es necesario hacer disminuir su contenido en agua sometiéndolo previamente a una corriente violenta de aire seco.
Fumigación
Los silos bien concebidos poseen, por los menos, una estancia llamada “celda Hospital” provista de un dispositivo de desinfectación formado por un turboventilador y un tifón dosificador. Los gases más empleados en la desinfectación de los silos y de los grandes almacenes son:
Bromuro de metilo, que es tóxico para el hombre y no puede utilizarse más que en ciertas condiciones; se emplea casi siempre en vacío parcial a 80g/m3 para los granos.
Óxido de etileno, que es inflamable y se utiliza mezclado con el gas carbónico; se emplea principalmente bajo vacío parcial a dosis que varían de 30 a 150 g/m3 para la desinfectación de los granos secos de legumbres.
Óxido de propileno, que no es inflamable en estado gaseoso y resulta poco tóxico para el hombre; puede ser empleado, por lo tanto, en almacenes a la dosis de 50 ml/m3, durante 8 días o 100 ml/m3 durante 2 días. Presenta, como el óxido de etileno, el inconveniente de alterar la facultad germinativa de las semillas.
Dicloruro de etileno y Dibromuro de etileno, que son utilizados frecuentemente mezclados con el tetracloruro de carbono. El dibromuro de etileno es el fumigante específico de los frutos y del as legumbres frescas. En locales herméticos se emplea el tetracloruro de carbono a 125 ml/m3 de grano, la mezcla de tetracloruro (75 partes) y de dicloruro de etileno (25 partes) a 50 ml de tetracloruro (95 partes) y de bromuro de etileno (5 partes) a 25 ml/m3 de grano; estas dosis se duplicarán, por lo menos, cuando los locales no estén bien cerrados. El tetracloruro de carbono posee una acción lenta; la duración del contacto con el grano debe ser de 8 días para 125ml/m3 o de 3 días para 250 ml.
El grano en montones puede desinfectarse de dos maneras, ya sea recubriéndolo con una lona bajo la cual se introduce el fumigante, o utilizando un inyector.
La fumigación bajo lona debe realizase en un local o en una amplia cuba cerrada totalmente. El insecticida se administra por pequeñas dosis a medida que se vierte el grano. Una vez lleno el local o la cuba, se cubre enseguida con una lona amplia cuyos bordes son cuidadosamente aplicados contra el suelo y cubiertos de tierra o de planchas. El producto que más se utiliza es el tetracloruro de carbono (200 ml/m3 durante 8 días o 300 ml/m3 durante 3 días). Cuando los granos sobrepasan los 2 m de espesor, se utiliza un inyector, que es tubo de acero afilado en la extremidad y perforado de trecho en trecho, que se hunde en la masa de grano y se le hace correr por su interior el fumigante. El montón de granos es cubierto enseguida con una lona. Los granos almacenados en saco se desinfectan colocando estos en cámaras a donde se envía un fumigante, ya sea realizando una fumigación bajo lona o en un local herméticamente cerrado. La penetración del fumigante en el saco se efectúa con más dificultad que en el caso de los granos en montón y se doblará, por lo tanto, la dosis del insecticida o la duración de la exposición.
Protección de los granos destinados a semillas
Los granos destinados a simiente son protegidos eficazmente por el revestimiento simple con una sustancia insecticida; por cada 100 libras de grano se utilizan 100 g de polvo conteniendo 0,25 a 0,50 % de Lindano a 0,2 % de parathion. En todos los casos, estos insecticidas deben mezclarse con un colorante para evitar que sean consumidos en alguna forma, lo cual traería por consecuencia un lamentable accidente.