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Desde hace muchos años los expertos han realizado constantes estudios con la finalidad de determinar los efectos adversos que ocasionan los pesticidas en el embarazo, por lo que han obtenido que; las mujeres embarazadas que viven cerca de campos y granjas donde se aplican estos compuestos experimentan dos tercios más de riesgo (un 66%) de tener un hijo con trastorno del espectro autista o con retraso en el desarrollo.
En el estudio realizado se analizaron las relaciones entre clases específicas de plaguicidas, incluyendo los organofosforados, piretroides y carbamatos, aplicadas durante los embarazos de las 1.000 participantes en el estudio y los posteriores diagnósticos de autismo y retraso en el desarrollo en su descendencia (niños entre 2 y 5 años).
Aunque los plaguicidas son fundamentales para la industria de la agricultura moderna, es muy común encontrarlos constantemente pero cuando no se tiene el conocimiento adecuado sobre ellos, se hace casi imposible identificar a ciertos pesticidas de uso común que son neurotóxicos, los cuales pueden ser una amenaza para el desarrollo del cerebro durante la gestación.
EVITA LOS QUÍMICOS DURANTE EL EMBARAZO
Una manera de reducir al mínimo la exposición a los pesticidas es asumir un enfoque denominado Manejo Integrado de Plagas (MIP). El MIP es una estrategia de control de plagas que utiliza una combinación de métodos para prevenir y eliminar las plagas de la manera más eficaz y menos peligrosa.
Debido a que los expertos, determinan que los pesticidas son neurotóxicos, las exposiciones intrauterinas durante el desarrollo temprano pueden distorsionar los procesos de desarrollo estructural y la señalización neuronal, lo que produce alteraciones en los mecanismos de excitación e inhibición que regulan el estado de ánimo, el aprendizaje, las interacciones sociales y la conducta.
NUESTRAS RECOMENDACIONES:
Busque la opción pesticida menos tóxica disponible para el control de la plaga.
Si es posible, pídale a alguien que realice la aplicación del pesticida y abandone la zona. De no ser necesaria su presencia. Tómese un tiempo para caminar, leer o realizar alguna actividad.
Deje suficiente tiempo para que la casa se ventile. Es importante dejar que el aire circule y pueda reducir el olor.
Evite el contacto con las zonas tratadas tanto como sea posible. Si tiene que trabajar en áreas del jardín que han sido tratadas con pesticidas, considere el uso de guantes y ropa que cubra la piel.
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