Hay miles de palomas en nuestra ciudad, y aunque se sabe que son portadoras de enfermedades, muchas personas las tratan de manera amigable en parques y plazas. Así que la opinión pública obstaculiza el control de las palomas tanto en el ámbito residencial como industrial, pero la opinión pública no está en contra del control de ratas y ratones.
Contradictorio, ¿no?
Las palomas son un peligro para la salud pública por cuatro razones.
• Existe abundante evidencia científica de que las palomas son los “ratones voladores” de nuestras ciudades.
• Hay más de cien enfermedades infecciosas transmitidas por las aves.
• El espectro de microorganismos patógenos asociados a estas aves es muy similar al encontrado en ratas, como los que provocan salmonelosis, toxoplasmosis, histoplasmosis, candidiasis, criptococosis y neumonía.
• Las palomas también son portadoras de chinches, ácaros, piojos, arañas rojas y garrapatas, que migran desde los áticos y otros sitios de anidación, y también pueden causar alergias y enfermedades.
Los excrementos de las palomas contienen sustancias agresivas que disuelven las piedras y otros minerales de construcción a lo largo de los años. Estropean la belleza del edificio y requieren reparaciones costosas. Finalmente, los excrementos de las palomas pueden dejar depósitos resbaladizos en las aceras que son sucias y peligrosas, especialmente para los adultos mayores.
En Fumigación Universal hemos desarrollado métodos de control de plagas, y en este caso de aves que permitan ahuyentar estos “roedores voladores” sin causarle algún daño.